Wendy la pequeña ardilla
que quiere enseñar
Había una vez…
En un lejano bosque repleto de arboles, vivía Wendy, una pequeña ardilla, que siempre soñó con enseñar.
Pensando en esto Wendy pasaba mucho tiempo. Pensaba desde cual podría ser la forma más adecuada, para que las ardillas pudieran entender y diferenciar, hasta estrategias diferentes de maneras de hacerlo! Entonces, se le ocurrió que a ella le hubiese gustado haber aprendido todas estas cosas cuando era más pequeña, por lo que les enseñaría desde lo más importante hasta las opciones que había.
Un día reunió a todas las ardillas rojas del bosque y les propuso una idea: si ellas querían aprender una forma más fácil de seleccionar los alimentos, ¡ella podía enseñarles! Todas las ardillas estuvieron de acuerdo en recibir la ayuda de Wendy.
Pero…resulta, que también decidieron ir las ardillas grises que se enteraron de la noticia y también querían aprender. Wendy las acepto gustosamente, aunque en un primer momento iban a tener que compartir asientos de hongos con las otras ardillas.
El primer día, Wendy se sentía muy nerviosa. Les enseño de donde provenían cada uno de los alimentos, según la vieja ardilla Antonia solamente: “ una ardilla se puede alimentar de lo que se merece, una nuez para una ardilla mala , 4 nueces cuando se ha portado mazo menos, 7 nueces aprueba, 10 nueces muy bueno ; también recordó dichos del viejo ardillon Gerónimo que con mucha más paciencia decía: “ no importa la cantidad de nueces sino la calidad con el trabajo que se ha recogido”, por lo que las ardillas prestaban mucha atención, algunas los ojitos le brillaban sorprendidas, y prestaban mucha atención (y entre las ardillas esto es muy difícil porque son muy inquietas),algunas de ellas las mas extrovertidas y a las que no les daba vergüenza levantaban las patitas y algún aporte hacían. Ese día Wendy, se siento muy contenta porque se había dado cuenta que sus alumnas habían entendido lo que ella había querido decirles y no solo eso, sino también que le prestaban mucha atención.
Así continuaron el resto de los días, de la primavera, el otoño y un tiempito mas… había algunas veces que no todas podían ir al árbol, pero las que asistían siempre participaban e iban relacionando con conocimientos anteriores, aportes de clase y anécdotas de la vida cotidiana. A Wendy no le gustaba qe se atrasaran por eso siempre a las ardillas que faltaban les explicaba lo que había sucedido anteriormente.
Wendy estaba muy feliz porque ella veía como sus ardillitas iban aprendiendo. Pero se acercaba el momento de la prueba final.
después de varias cosas que les había enseñado, les trajo diferentes alimentos y les pidió que cada una de las ardillas seleccionara aquellos frutos secos, bellotas, corteza, brotes tiernos que pudieran ser consumidos, y para lo cual cada una de ellas debía distinguirlos de los que no estaban en buenas condiciones.
Cuando cada una de ellas elegía lo que iba a comer, Wendy les pidió que una por una explicara porque lo había elegido y que demostraran como se debía comer ese fruto seco, bellota, corteza y brotes tiernos y como se daban cuenta que estaban buenos esos alimentos.
En ese momento, una de las ardillas rojas levanto su patita para decir que lo que la ardilla gris decía se relacionaba con lo que hablaba el viejo ardillon Gerónimo: “que no importaba la cantidad de nueces, sino la calidad con el trabajo que se ha recogido”. Así de a poco las otras ardillas se fueron animando hablar e iban diciendo diferentes cosas que se acordaban, tanto de lo que Wendy les había dicho como también de aquellas cosas que Vivian a diario o que les había ocurrido.
Wendy sintió en ese momento que el corazón le iba a explotar de tanta felicidad, no podía creer como sus pequeñas ardillas pudieron haber aprendido todas esas cosas y que además las pudieran relacionar unas con otras, desde lo más simple a lo más complejo, y lo interesante de todo lo hacían desde su propia experiencia.
Wendy pensaba cuan…importante era lo que ella les había enseñado, no solo eran los contenidos, sino también diferentes formas de desenvolverse en su vida diaria.
Es así, que ella pensó que ya las ardillas habían aprendido lo suficiente para poder alimentarse, que el resto que venía quedaba por parte de ellas. Así que decidió comunicarles a las ardillas que ya no eran necesarias sus clases, que podían hacerlo solas, que cualquier duda o pregunta que tuvieran se la pudieran consultar en cualquier momento, y les agradeció con mucha emoción que hubieran aceptado trabajar con ella, por lo cual las ardillitas rojas y grises dieron también su agradecimiento, y sobre todo por la paciencia que Wendy había tenido con ellas y la despidieron con un fuerte aplauso, que además se sumaron algunos otros animalitos del bosque.
Díaz, Romina Valeria –Praxis 2011
2 comentarios:
Muy bello tu cuento Romi!!
Aye
gracias Aye...!!! Romy
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